“Hay conversaciones en la policía con los abogados del expresidente”, dijo a la AFP el diputado Carlos Zarattini, del Partido de los Trabajadores (PT), que se halla junto a Lula en el Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo.
El exmandatario de izquierda (2003-2010), favorito en los sondeos para las elecciones de octubre, se encuentra allí desde que el jueves Moro pidiera su encarcelamiento y le diera plazo hasta las 5:00 p.m. de ayer (hora de Brasil) para presentarse “voluntariamente” en Curitiba, a 400 km de distancia, donde le espera una celda de 15 m2.
Los abogados de Lula presentaron además un nuevo recurso, ante la corte suprema, para anular la orden de prisión, argumentando que el tribunal de segunda instancia que lo condenó por corrupción y lavado de dinero no había deliberado sobre ciertas objeciones presentadas a su fallo. Horas antes, un tribunal de tercera instancia había denegado un pedido similar.
En las afueras del edificio sindical, los manifestantes -varios miles durante el día- velan por su líder, al grito de “¡Lula Libre!” y decididos a protegerlo de cualquier tentativa de arresto.
Hoy, cuando la difunta esposa de Lula, Marisa Letícia, hubiese cumplido 68 años, se celebrará allí una misa en su memoria, informaron fuentes del PT.
Según medios brasileños, Lula podría entregarse después de esa ceremonia, aunque también podría tratar de resistir en el lugar durante todo el fin de semana.
En un país polarizado, tanto sus seguidores como sus adversarios hicieron una cuenta regresiva antes de que se venciera el plazo de entrega para Lula.
Los primeros estallaron en gritos de “¡Resistencia!”, mientras los segundos, congregados frente a la Policía Federal de Curitiba, clamaban “¡Forajido!”.
Entre los “antilulistas”, Roberto Silva, un profesor de 49 años, se paseaba disfrazado de médico con una nariz de payaso: “Estamos aquí para evitar que otro condenado se vea imposibilitado de purgar su pena y salga sin daños una vez más, tomándonos por payaso”, afirmó, en referencia a casos de personas que tras arrastrar durante años sus procesos fueron liberados por problemas de salud.